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El Valle Salado de Añana se suma a la mercantilización de las personas LGTB

Así lo anuncio Ana del Val, diputada de Cultura y Deporte, y vicepresidenta del Patronato de la Fundación en nota de prensa. Son varias la razones que hacen que veamos esta iniciativa con recelo, vamos a desgranarlas una por una:

1. “Espacio LGTB libre y tolerante y contrario a la violencia de género”. Así lo describe la diputada, no entraremos en la polisemia tramposa del termino “espacio LGTB libre”, nos limitaremos a la palabra tolerancia.

La petición de tolerancia invoca una perspectiva en la que se asume la hegemonía de la heterosexualidad y de la norma que de ella emana, y que por tanto se perciben los deseos, prácticas y formas de vida no normativos como lo otro, lo diferente, la otredad. Las personas LGTB, con la amplitud y diversidad de realidades que aglutinan esas siglas, no estamos reclamando que se nos de permiso, que seamos toleradas o admitidas en un sistema que es profundamente discriminatorio, sino que lo que estamos pidiendo es el cuestionamiento de las identidades, deseos y prácticas normativas con animo de transformar las formas de vivir y relacionarse. En definitiva, la tolerancia hacía las personas LGTB solo puede entenderse desde una posición hegemónica que no esta dispuesta a ser cuestionada y que pretende perpetuar la otredad de las personas que no encajan en su norma.

2. “supone visibilizar mejor, y durante todo el año, valores de libertad, igualdad y contra la violencia de género (…) hay cierta resistencia por reconocer la legítima normalidad de convivencia del colectivo LGTB en la sociedad” Hay quien cree que la visibilidad es poner una insignia en un lugar estratégico, pintar un banco o un paso de cebra y con eso hacer la gran obra caritativa y solidaria de su vida. Querriamos hablar de la ausencia de políticas LGTB en la diputación Foral de Álava, eso si sería transformador si se hiciera en colaboración con los colectivos LGTB, con compromiso político y recursos, sin embargo en la Diputación de Araba las políticas LGTB parecen limitarse a un cartel o un tweet.

El colectivo LGTB no aspira a ser normal, de hecho normal es aquello que es hegemónico y minorizador, y las personas LGTB no buscan ser normales sino cuestionar y transgredir esa normalidad. Es por ello que hacer alusión a la normalidad de las personas LGTB es antagónico con lo que el movimiento LGTB viene trabajando y demuestra una ausencia de conocimiento y sensibilidad hacia este colectivo.

3. “Cualquier persona de un colectivo vulnerable es bienvenida y puede sentirse cómoda en este paisaje de la sal único en el mundo” Afirma la nota de la diputada, sin embargo no hace alusión a la interseccionalidad de las opresiones que sufren las personas LGTB. No se puede poner en duda que la vocación de la iniciativa sea que toda persona sea bienvenida, y es loable, pero las personas LGTB, además de ser LGTB están atravesadas por otros ejes de opresión como pueden ser la clase social, el origen, la diversidad funcional etc. es decir, no podemos hablar de las personas LGTB como un colectivo vulnerable de manera estanca sino de las múltiples vulnerabilidades que sufren las personas que son disidentes a la norma heterosexual; por poner un ejemplo, no es igual de vulnerable un gay blanco, empresario que va en su coche particular a visitar las salinas que una mujer trans, migrante, expulsada del mundo laboral y sin recursos, de hecho para ella el turismo es un lujo inalcanzable.

4. El cartel es absolutamente invisibilizador, es cierto que incluye la bandera del arco iris, pero no hay ninguna mención expresa que visibilice a este colectivo, por cierto, el arco iris no es representativo de toda la diversidad que aglutinan las siglas LGTB.

5. La iniciativa coincide con las ansias de atraer al colectivo LGTB hacia destinos turísticos por un mero interés económico. Cuando desde esta perspectiva se nombran las siglas LGTB generalmente están refiriéndose a la G de gay, ya que suele ir acompañada de la invisibilización de las otras disidencias sexo-genéricas. Nada sabemos de los compromisos de contratación por ejemplo, es decir, ¿hay algún interés por favorecer la inclusión de personas trans en las ofertas de trabajo? ¿Existen y se aplican protocolos contra el acoso por LGTBI+fobia? ¿En los acuerdos y convenios con las personas trabajadoras se mantiene una visión no heterocentrada? ¿Se contempla que el concepto de organización familiar tradicional no es la única forma existente de vida?

 

Cuando las únicas iniciativas en este sentido vienen del ámbito del turismo y queda vacía su vocación transformadora de manera transversal en toda la institución, de lo que hablamos no es de tener iniciativas simpáticas con las personas LGTB sino de ver a este colectivo como un nicho de mercado, despreciando sus reivindicaciones y tratarlas como si de un zoológico se tratara. Cabe recordar que hace un año la mayoría de los colectivos LGTB de Euskal Herria, con el apoyo de mas de 160 movimientos sociales y sindicales, mostramos nuestro rechazo a este tipo de operaciones mercantilistas. El movimiento LGTB no es un movimiento que este en venta.

Para finalizar, no podemos dejar pasar la oportunidad de explicar lo que para nosotras son las siglas LGTB (Lesbianas, gays, trans y bisexuales), muy cuestionadas por el activismo. Compartimos estas siglas como una aproximación política de lucha para alcanzar los objetivos y denunciar la opresión y discriminación por motivos de orientación sexual, identidad y expresión de género, pero no como una representación de un grupo de personas muy diverso y complejo ya que, como decimos, esas siglas no reflejan la dimensión de la diversidad y de la complejidad de las realidades que engloban.