28J, un ejercicio de memoria
En el 28J es necesario recordar. Recordar como surgió, como se transmitió y como lo que hemos logrado fue algo que empezaron unas trans racializadas enfrentándose a la chulería policial.
Unas locas mamarrachas que dijeron basta a un mundo que les negaba el placer, el cuerpo y la vida.
Recordar que que queríamos cambiar el mundo, que queríamos cambiar el sistema, su moral, su sociedad basada en la explotación e injusticia. Que nos revelamos desafiando la autoridad y sus oscuras maniobras. Que dijimos basta, que apostábamos por la radicalidad, por la revolución.
Hemos conseguido mas visibilidad, que duda cabe, cada vez mas gente hace gala de sus deseos, de sus practicas, de sus identidades…cuerpos que se revelan contra una norma asfixiante y criminal.
Hoy nos casamos, tenemos un muy codiciado nicho de mercado, somos parte de los circuitos económicos, tenemos agencias de turismo rosa, somos una parte importante de la globalización extractivista.
Hoy los cuerpos blancos, jóvenes, capacitados y gays son la imagen que nos venden desde las instituciones como bandera de la diversidad y la tolerancia.
Fueran quedan otros cuerpos las bolleras marimachos, las maricas locas, las personas trans que no cumplen sus rígidas concepciones de genero o no sirven para su diversión en espectáculos monetarios, los cuerpos gordos, tullidos, racializados, los pobres… los cuerpos marginales, no productivos, no deseables…
Mientras las instituciones, que debían ser responsbles del bienestar y justicia social, se llenan la boca de buenas intenciones, de vacuas palabras que adolecen de falta de voluntad política para implantar políticas reales que cuestionen y transformen la sagrada familia cisheterosexual.
Vemos con asombro como sus actos se limitan a frívolos ejercicios de decoración urbana, pintando bancos y pasos de cebra, o iluminando edificios con la banderita multicolor, haciendo flaco servicio si creen que la ornamentación es la única herramienta de transformacion social.
Es necesario recordar de donde venimos, no olvidar que nuestra lucha es por la transformación social y no por reproducir de la forma mas obscena sus códigos de opresión.
Es necesario recordar que no se puede ser cómplices con los valores, los discursos instituciones y practicas excluyentes, racistas, totalitarias y fascistas que denunciamos en nuestros radicales comienzos.
No olvidamos que nuestras vidas, nuestros deseos son anticapitalistas y anticapacitistas, nuestros cuerpos antirracistas y antirepresivos, nuestros deseos subversivos e iconoclastas, nuestros placeres irredentos y desafiantes.
El 28 J es recuerdo, es lucha y nuestras vidas son el ejercicio de dignidad y deseo de un mundo en el todas podamos bailar ajenamente a horarios y permisos.